Plegarias del Rabí Natán de Breslov


La Llama del Corazón

Roca de mi corazón, Creador de todo, Amo de todo lo que sucede, Señor de todas las almas, Quien conoce todos los secretos: Tú conoces la santa y Divina luz que arde en las profundidades de mi corazón - porque nuestras almas son una porción del Dios de Arriba y Tu Divinidad habita en nosotros. Por lo tanto mi corazón clama dentro de mí; clama como un arpa. "Mi corazón anhela e incluso desfallece por los atrios de Dios; mi corazón y mi carne cantarán al Dios Vivo".
La llama en mí arde por Ti; las profundas aguas no puede extinguirla, ni los ríos apagarla. La luz de mi corazón es una con Tu Luz Infinita; es ilimitada - no hay término a mi anhelo por Ti. Este anhelo no tiene medida ni comparación.
El fuego en mí alcanza el infinito; si me rindiera a él, no sería capaz de realizar el mínimo movimiento, tan grande es mi deseo de ser uno con Dios. Pero Tú nos has revelado a través de Tus santos Sabios que ése no es Tu deseo; que ésa no fue Tu intención al crearnos. Porque Tú sabes que no somos más que carne y sangre y que es imposible apegarnos a Ti constantemente.
Tú deseas las diferentes formas de nuestro servicio Divino y nuestras buenas acciones, el estudio de la Torá y el cumplimiento de sus preceptos, para lo cual nuestras almas fueron enviadas a este mundo físico. Por tanto Tú nos has ordenado "no traspasar para ascender a Dios", sino más bien restringir la luz que arde en nuestros corazones y crear en nosotros un "espacio vacío", como está escrito: "Mi corazón está vacío dentro de mí". De esta manera, podremos instilar en nuestros corazones todos los rasgos positivos.
Podamos seguir Tus caminos y apegarnos a Tus Santos atributos, sirviéndote con humildad y acercándonos a Ti de manera gradual, paso a paso. De esa forma llegaremos a aceptar, de todo corazón, el yugo de Tu reinado y podremos revelar Tu Divinidad a toda la humanidad, porque ese el destino de la Creación: que el mundo entero llegue a conocerte.

(I:623)