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"Un corazón Judío debe sentirse atraído hacia el Santo, bendito sea, con una fuerza tal que cada uno de sus latidos llegue a ser una llama de anhelo por Él.
'El Rebe hizo un gesto con sus manos, expresando una profunda nostalgia.
'Dijo: "Incluso si est{as sentado entre la gente, puedes elevar tus manos junto con tu corazón y clamar ante el Santo, bendito sea, con un alma anhelante."
'El Rebe levantó entonces sus manos con gran emoción y recitó, con un maravilloso anhelo, el versículo, "No me abandones, Oh Señor, mi D-os." (Salmos 38:22)
(Sabiduría y Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov#230)"
("MEDITACIÓN, FUERZA INTERIOR Y FE"; 'EXPANSIÓN DEL ALMA')